El Niño, Los Kikos y La Madre Soltera

Había una tarde de mierda esperando el tren en la estación de Krefeld, Alemania. De esas tardes en las que no pasa nada y el tiempo se arrastra como una babosa cuesta arriba. Me siento en un banco y, sorpresa, a mi lado: una madre (que tenía aura de soltera) fumando como un carretero con un niño pequeño en el carrito de bebé.

Mi cerebro modo J #LaCrisalida se activa automáticamente: “Me cago en la ostia, qué hace la madre fumando con el niño ahí, esto no tiene perdón de Dios, que saquen carnet de paternidad ya”. Pero bueno, yo a lo mío.

El Pacto de los Kikos

Saco unos kikos que compré en el Penny y empiezo a zamparlos más agusto que unas castañuelas. El niño, claro, se fija en el mini-mendigo (yo) que está ahí comiéndose sus snacks en paz, y empieza a hacerme señas para que le dé.

Le enseño la bolsa a la ma-fumi de Morata primero, ella dice que todo okei, y le doy al niño para que pruebe. Fatal error.

La Confesión No Solicitada

Debido a esta interacción (no entiendo muy bien por qué), la madre empieza a contarme que el niño es un fucking desastre. Que tiene autismo, ADHD, que está asilvestrado y que está hasta los cojones de todo.

Yo, de mientras, comiendo kikos como un gorrino. Ñam ñam ñam. Cara de póker absoluto.

Paralelamente, al niño se ve que le encantaron mis kikos del Penny, así que cada tres segundos profería sonidos hacia mí indicando que quería más. Y yo, modo ameba, mientras comía y escuchaba a la madre soltera hablando de los problemas que tenía, le iba dando kikos al niño fan de los autos. Cusa I, el mini-mendigo samaritano.

Detalles Técnicos del Desastre

He de añadir que la madre era bastante joven, le echo unos 25 años, tenía también trazas de autismo y hablaba un alemán muy difícil de entender. Apunto además que el niño tenía 4 años y era considerablemente más grande que el carrito en el que estaba confinado. Una imagen digna de David Lynch.

El Balance Final

Al final le seguí la conversación durante 20 minutos porque no tenía más que hacer que esperar al tren, y así hacía listening (🎧) y speaking (🗣️) de alemán gratis. Una clase particular en la estación de Krefeld.

Pero el puto niño autístico se zampó la mitad de mis kikos.

Me cago en la puta.